Cuarto de Plana
Por Héctor Ramos / Columnista Invitado
Global Press Mx / Leía a un columnista de La Jornada, Enrique Galván Ochoa, que con mucho tino decía algo muy cierto: “No existe antecedente, reciente de una campaña de medios de comunicación cuyo objetivo, implacable, sea destruir la imagen del presidente de la República como se hace con Andrés Manuel López Obrador”.
Yo no he encontrado ese antecedente y no lo encontraré, porque no lo hay; las campañas en su contra han sido permanentes desde hace más de 30 años, cuando un fraude en 1988, le impidió ser gobernador de Tabasco. Desde entonces fue víctima predilecta de calumnias que se incrementaron descaradamente cuando siendo jefe de gobierno de esta ciudad, anunció que iba por la presidencia de la República, momento que sus acérrimos adversarios se juntaron entre sí, Salinas Diego Fernández de Cevallos, la PGR y hasta la Suprema Corte, en complicidad con los dueños de la mayoría de los medios de comunicación para emprender el largo camino de un ataque que aún no cesa.
En ese primer intento, es cuando le armaron un complot para grabar videos de su gente cercana: su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, jugando en la Vegas y René Bejarano, recibiendo dinero de Carlos Ahumada. La finalidad era destruir la imagen de un hombre honesto y su lucha por la justicia social. Todo falló, Andrés salió ileso por su calidad moral. Después, el mismo Ahumada, que siempre ha ambicionado el dinero, dio a conocer que Salinas y Diego le “compraron los videos grabados” y al final no le pagaron nada.
Un segundo intento, fue cuando pretendieron meterlo a la cárcel “por desacato a un juez”, al permitir abrir una calle que conectaba a un hospital privado en la zona de Santa Fe. A esa ocasión de complicidad de las instituciones se unieron diputados del PRIAN; luego se supo que todos actuaron vinculados a la idea orquestada por Vicente Fox como presidente, para armar y sustentar la denuncia para el desafuero como jefe de Gobierno. Cuando vieron que el pueblo se empezaba a organizar, optaron por suspender el complot pagando una fianza solicitada por un juez.
Un tercer intento para frenarlo en su aspiración a la presidencia fue por medio de una feroz campaña mediática con imágenes en blanco y negro de la caída de bardas, comercios cerrando sus cortinas y bicicletas cayendo, que en 2005-2006 causo mucho impacto entre la población, quizá miedo, pero que no fue lo suficientemente potente para derrotarlo en las elecciones, porque, pese a todo, tuvieron que hacer un fraude cibernético para imponer a Felipe Calderón como primer mandatario.
A ocho meses para dejar la presidencia, vino un cuarto intento de frenar a Andrés Manuel, matando dos pájaros de un tiro: 1. Que quedé como el peor presidente de México que engañó al pueblo como persona honesta y 2. Que Claudia será la misma mentira de honestidad.
Este cuarto intento se diseñó no para quitarle la presidencia a Morena, sabían que Claudia iba a ganar el 2 de junio, pero la estrategia publicitaria de esa campaña fue intentar restarle votos al partido guinda para que no progresara el Plan C, que consistió en mantener la presidencia y todo el Congreso de la Unión para poder hacer las reformas que faltan en beneficio de las minorías.
Optaron por la vieja campaña de “deshonestidad” de Andrés Manuel con la cantaleta de que recibió dinero del narco en 2006 para su campaña electoral, utilizando para ello la declaración de un “testigo protegido” del DEA vinculado a Calderón.
Está campaña fue la respuesta de sus opositores al duro golpe que el presidente dio al revelar que Salinas reclutó a Genaro García Luna como operativo del CISEN y quien fue “Tijuana al rescate de un segundo tirador” en el caso Colosio. Por eso, el cuarto intento, nació muerto.
Hay otros dos motivos que motivaron el mismo número de campañas negras en contra de Andrés Manuel: la llamada sobre representación en las Cámaras del Congreso de la Unión y ahora la que va contra la reforma al Poder Judicial. En ambas la misma “estrategia” fundar zozobra y miedo” de que “México va al precipicio; que la economía y el peso se desmoronaran y que la “independencia” del Poder Judicial está en juego para quedar en manos de Morena.
Los años pasan y las campañas que le arman al aun presidente no cambian, no tienen efecto, por eso el pueblo decidió darle al partido guinda la confianza para implementar el Plan C y por eso pasará también la Reforma al Poder Judicial.
Me puedo equivocar en mi pronóstico, pero todo indica que muy probablemente no.