Si en verdad se quiere que México crezca en su economía en niveles de 5 por ciento, para poder solventar en el corto plazo la crisis económica que nos ha dejado la pandemia del covid-19 y  mantener este crecimiento estable para los próximos años, se hace necesario establecer de una vez por todas una reforma fiscal a fondo y no solamente implementar por partes esta como se ha hecho en los últimos 20 años. 

Esta reforma no solo debe estar planteada en función de adquirir mayores recursos para los gastos y programas gubernamentales, sino que está pensada para que el beneficio en el corto plazo sea también en la población, que exista verdaderamente un cambio en la calidad de vida de los mexicanos. 

Porque si solo se busca aplicar más impuestos o subir los existentes, el resultado es la disminución de la competitividad de las empresas mexicanas, que derivará en la perdida de venta de productos y por consecuencia el despido de trabajadores ante no poder cubrir la nómina salarial, y esto lo acabamos de vivir, ante el de actividades productivas, gran parte del sector laboral perdió su fuente de ingresos y se elevó el índice de pobreza en México. 

Esto provocó que la gente saliera a la calle a establecer un comercio para generar recursos, pero esto motivo al crecimiento de la informalidad y el desgaste de otros sectores productivos como es el comercio y el de la comida, que genera ingresos, pero en el corto y mediano plazo no otorga ingresos al Estado y esto provoca que los recursos para proveer de servicios públicos disminuyan lo que desencadena una serie de malestares sociales. 

Por lo tanto, esta reforma fiscal deberá establecer objetivos claros que resulten positivos para la población y para el Estado mismo. 

Es decir, que, si el Estado quiere obtener mayores ingresos vía impuestos y aplicarlos verdaderamente en ofrecer mejores servicios y de calidad a la población, se deberá regular el comercio en todo el país, lo que eliminaría la informalidad, el pago de impuestos, si todos pagáramos, sería menor el monto, pero mayor los ingresos al Estado. 

A esto se deberá agregar la confianza y certidumbre a los inversionistas sobre sus capitales, para que la economía crezca, genere mayor riqueza y sea también otra fuente de mayor recaudación. 

Además, el gasto que realice el gobierno federal y de los otros dos niveles deberá ser responsable y eficiente y no en función de la búsqueda del voto o beneficio político, sino del beneficio general.  

Es decir, no seguir inyectando recursos a proyectos y empresas que hasta ahora solo han mostrado números rojos, y aplicar los recursos a desarrollar unos sistemas de salud y educación eficientes que permitirán a la población mantener y elevar su calidad de vida. 

Si se logra esto, que es el principio de un buen gobierno, la población no solo tendrá   un empleo, sino un salario digno que le permitirá tener dinero suficiente para cubrir sus necesidades y un poco más para realizar gastos en otras necesidades. 

Al estado le permitirá obtener mayores ingresos, para utilizarlos en lo prioritario y además establecer programas donde la inversión pública y privada participe en la construcción de infraestructura para el desarrollo y modernización empresarial, industrial y comercial, que generará empleos que se requieran en el presente y futuro. 

Obteniendo esto en la reforma fiscal, se puede pensar en los beneficios que ofrece el T-MEC y demás acuerdos comerciales que México tiene en el mundo a través de tener empresas altamente competitivas y productivas. 

Lo que permitirá atraer más ingresos para elevar la competitividad de los estados más pobres del país 

De esta forma el nivel de pobreza en el país se irá disminuyendo hasta alcanzar erradicarla completamente, en el largo plazo. 

Pero para ello se debe empezar por mantener impuestos universales como el IVA, que todos pagamos, y este es progresivo, porque el que más gasta más paga, y le permite al estado ir eliminando impuestos que dañan de manera directa la economía familiar, lo que permitirá disminuir el impuesto ISR, para hacer a México más atractivo para el establecimiento d empresas, hasta el momento la tasa que se paga desalienta la inversión. 

Como podemos observar, si se realiza una reforma fiscal a fondo, los beneficios serán mayores y a largo plazo, pero esta reforma deberá ser en común acuerdo con todos los sectores que implique el involucramiento real paraqué México tenga en los próximos años crecimientos económicos estables.