El Horror de las Fosas en Jalisco Rancho Teuchitlán
Por José de Jesús Marin / Colaboración Especial /MIRADOR CRITICO
*»Quien presencia un crimen en silencio, lo comete.» Jose Marti
Global Press Mx / Ante la barbarie, el silencio no es una opción. Hoy, quiero expresar mi solidaridad con todas las víctimas y sus familias de los crímenes atroces que han sacudido a nuestra nación. Lo ocurrido en el rancho Izaguirre, en Jalisco, no es un caso aislado: es la manifestación de un problema estructural que corroe las entrañas del Estado.
El Estado Como Cuerpo Enfermo
Un país funciona como un organismo: la cabeza es el Poder Ejecutivo, el cuello el Legislativo, los brazos el Judicial, y las manos—Ejército, Marina, policías estatales y municipales—ejecutan sus órdenes. Pero cuando la cabeza está enferma, el cuerpo entero se desmorona.
Mientras el debate público se desvía hacia cuestiones triviales, las urgencias fundamentales, como la fuga de capitales y la seguridad nacional, se desvanecen de la agenda. ¿Dónde está el plan de seguridad nacional? ¿Cuáles son las directrices que marcarán este sexenio? Un Estado que no garantiza la seguridad de sus ciudadanos es, sin duda, un Estado fallido.
Se nos pide creer que el crimen organizado opera sin vínculos con el poder, pero la realidad contradice el discurso oficial. Si estos grupos no estuvieran infiltrados en las estructuras de gobierno, ¿cómo es posible que durante años nadie detectara un campo de exterminio?
La Indolencia del Estado
El hallazgo de las fosas clandestinas en Jalisco no fue obra de una investigación oficial, sino del incansable esfuerzo de las Madres Buscadoras. Mujeres a quienes les han arrebatado todo y que, en su dolor, han asumido la labor que el Estado ha abandonado. Es un golpe brutal a la narrativa oficial: si la justicia funcionara, si las instituciones cumplieran su papel, si la seguridad no fuera una ilusión, estas madres no tendrían que hurgar en la tierra con sus propias manos en busca de los restos de sus hijos.
En contraste, las autoridades reaccionan con lentitud exasperante. El fiscal general del sexenio anterior,y de este Alejandro Gertz Manero, se da el lujo de decidir si «toma el caso o no», como si la justicia fuera una opción y no una obligación.
El gobierno, en lugar de priorizar la seguridad y la rendición de cuentas, despilfarra recursos en marchas propagandísticas y espectáculos políticos, mientras los ciudadanos seguimos en la indefensión absoluta.
Exigimos, con la urgencia de quienes ya no pueden callar, un Plan Nacional de Seguridad que no sea una simple consigna, sino una estrategia real y efectiva. Exigimos que las autoridades asuman su responsabilidad ante esta crisis humanitaria. No podemos permitir que el crimen siga ocurriendo ante la mirada cómplice de quienes, con su inacción, lo permiten.
Porque callar ante el horror es ser parte de él.