Por José Luna

*El presidente de Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE) hizo un balance del proceso electoral del 2024 del cual destacó que la consolidación de una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la proximidad a la misma en el Senado permitirán a la coalición MORENA-PT-PVEM avanzar con fuerza en su agenda legislativa*»A pesar de las intensas campañas negativas, las fuerzas conservadoras en México no lograron impedir un triunfo arrollador que dará continuidad a la Cuarta Transformación», puntualiza

Global Press Mx / La elección del pasado 2 de junio no solo definió quién dirigiría a México en los próximos años, sino que también trazó un mapa del desgaste y la transformación política del país. Las urnas  hablaron con claridad, y el eco de sus voces resonará en la historia como un testimonio del poder del pueblo para definir su destino. La victoria de Claudia Sheinbaum se inscribe en este marco como un hito en la continua evolución de México, un país que, con cada elección, sigue labrando el camino hacia su futuro, afirmó René Juvenal Bejarano Martínez.

Asimismo, advirtió que la  satanización en política, la recurrente guerra sucia en campañas, potenciada por las dinámicas de los medios de comunicación y las redes sociales con intereses oscuros, «no solo estigmatiza y deslegitima a individuos y grupos, sino que también deteriora la calidad del debate público y la salud de la democracia».

A 20 años de la fundación del Movimiento Nacional por la Esperanza (MNE), su dirigente, René Juvenal Bejarano Martínez, hizo un Balance del Proceso Electoral del 2024 y Delineó las Tareas para la Nueva Etapa. Estableció que la elección presidencial se vivió como un clamoroso referéndum sobre la administración de Andrés Manuel López Obrador.

“Las calles, las   plazas, y las casas estaban impregnadas de la tensión y la expectativa propias de un país que se encontraba en la encrucijada de su destino. Los días previos a la elección, las encuestas mostraban una ventaja significativa para Claudia Sheinbaum, candidata de MORENA, aunque algunas encuestadoras, como Massive Caller, subestimaron su margen de victoria”, manifestó este sábado acompañado de Dolores Padierna, delegados estatales de las 32 entidades, diputados federales, diputados locales, y representantes populares triunfadores en los comicios.

En la Asamblea Nacional del MNE efectuada en la Ciudad de México, Bejarano Martínez señaló que el día de la elección “el pueblo mexicano se volcó a las urnas con la pasión y el fervor de quien sabe que está forjando su futuro. Las primeras horas transcurrieron con normalidad, entre el bullicio de los votantes y la atenta vigilancia de los observadores.

Al caer la noche, continuó, los resultados comenzaron a dibujar un panorama inequívoco: Claudia Sheinbaum se alzaba con una clara victoria, consolidando la preferencia de la ciudadanía por la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación: Claudia Sheinbaum (MORENA-PT-PVEM): 60 % de los votos; Xóchitl Gálvez (PAN-PRI- PRD): 28 % de los votos; y Javier Maynez (MC): 12 % de los votos.

Los resultados reflejaron un respaldo abrumador a la candidata de MORENA, reafirmando la confianza del pueblo en la justicia social, la lucha contra la corrupción y las reformas estructurales iniciadas en el sexenio de López Obrador. La narrativa de la Cuarta Transformación había calado hondo en los sentimientos de los votantes, quienes vieron en Sheinbaum la figura capaz de continuar este legado.

Destacó que la crítica sobre la supuesta compra de electores, a través de los programas sociales  se desvaneció ante la realidad de los números. “AMLO había ganado en 2018 sin tales programas, y estudios revelaron que la mitad de quienes votaron por Claudia no eran beneficiarios de esos apoyos. Tampoco el incremento al salario mínimo fue el único factor decisivo, pues el apoyo masivo a MORENA se había gestado mucho antes de dichos aumentos”.

“El descalabro de los partidos tradicionales fue evidente. En el año 2000, PRI, PAN y PRD lograron 35 millones de votos, pero en 2024 apenas sumaron 16 millones. Este desgaste diferenciado es emblemático, especialmente para el PRI, que pasó de obtener 16 millones de votos en 2018 a solo ocho millones en esta contienda”, continuó en el evento efectuado en un inmueble de la calle Libertad, colonia Niños Héroes, con la asistencia de coordinadores nacionales del MNE -Ismael Zepeda, por Sinaloa-, de legisladores federales -Evangelina Moreno, de BC- y de los congresos locales, de regidores, síndicos, y cientos de militantes así como de distintas organizaciones y asociaciones civiles.

Hizo énfasis en que la alianza del PAN con el PRI fue finalmente reconocida por sus dirigentes nacionales como  un costo político demasiado alto, mientras que el del PRD atribuyó parte de su derrota “a la  demanda de Carlos Ahumada, herencia de Rosario Robles, que provocó un embargo  precautorio y les impidió acceder a créditos bancarios. Sin embargo, muchos observadores señalan que el verdadero origen de su fracaso radica en su firma y  participación en el Pacto por México y en  haberse convertido en el cabús de la derecha”.

Acerca de la pérdida de registro del PRD

El PRD fue un resultado histórico de la insurgencia cívica del neocardenismo, formalmente constituido el 5 de mayo de 1989, hace poco más de treinta y cinco años. Tuve el honor de participar en su fundación y fui miembro activo hasta septiembre de 2017. El PRD ha pasado por diversas etapas, cada una con sus propios desafíos y logros.

Desde su fundación en 1989 hasta finales de 1994, el PRD enfrentó un periodo de acoso y represión por parte del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Este periodo fue particularmente oscuro, ya que más de quinientos militantes perdieron la vida por causas político-electorales. En los meses finales de 1993, el partido oficial decidió postular a Luis Donaldo Colosio como parte de una estrategia para consolidar un sistema político bipartidista de derecha bajo la ideología del “Liberalismo Social”, buscando así marginar a la izquierda mexicana. Las pugnas internas en el oficialismo condujeron al asesinato de Colosio, pero el PRI mantuvo el poder con Ernesto Zedillo.

A pesar de estas adversidades, dijo, el PRD resistió y obtuvo alrededor del diez por ciento de los votos reconocidos en 1991, lo que permitió tener cincuenta diputados federales en la LV legislatura, en la que participé. En 1994, en la segunda candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia, el partido alcanzó casi el veinte por ciento de los sufragios.

El “error de diciembre” y el surgimiento del neozapatismo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), junto con el proceso de consolidación organizativa del PRD, permitieron al partido empezar a ganar elecciones, primero a nivel municipal y luego incluso gubernaturas como Tlaxcala, Baja California Sur, Zacatecas y el Distrito Federal. Esta fue la época de auge electoral del PRD, llegando a tener más de ciento veinte diputados.

En el liderazgo nacional del partido transitaron figuras como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador. Durante estos años, el partido enfrentó una lucha interna por la línea política, entre sectores moderados que favorecían una “transición pactada” o el “gradualismo” y los más radicales, entre los que me incluía. Además, había disputas sobre la relación que debía tenerse con el PRI y el PAN, estando prohibidas las alianzas con estos partidos.

Se ha argumentado que la causa principal del desgaste paulatino del PRD fue la intensa lucha interna entre sus corrientes conocidas como “tribus”, y que el partido se volvió “salvajemente grupero”. No comparto esta visión, pues a pesar de estas dificultades, el PRD siguió ganando elecciones y acumulando fuerza. Esto fue evidente incluso en el año 2000 bajo el efecto Fox y en 2006, cuando ganamos nuevamente la presidencia con López Obrador, aunque no se nos reconoció el triunfo.

La larga agonía del PRD comenzó cuando el Tribunal Electoral Federal impuso a Jesús Ortega, líder de “Los Chuchos”, como presidente nacional del partido en lugar de Alejandro Encinas, quien había ganado las elecciones internas. Desde 2008, la corriente moderada de “Los Chuchos” controló la dirección nacional del partido, con figuras como Jesús Ortega, Graco Ramírez, Guadalupe Acosta Naranjo, Carlos Navarrete, Agustín Basave, Alejandra Barrales, Manuel Granados y Jesús Zambrano. La firma del “Pacto por México” en 2012, ya con Enrique Peña Nieto como presidente, exacerbó la sangría de militantes que se convirtió en una hemorragia con la renuncia paulatina y continuada de miles de líderes nacionales, regionales y locales.

El proceso de recomposición y reacomodo de fuerzas dentro de la izquierda mexicana siempre ha incluido la búsqueda de la unidad de las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda. Cuando la línea política extraviada condujo al desdibujamiento del perfil opositor del partido, el movimiento buscó un nuevo instrumento en MORENA. Una ruptura anticipada al “Pacto por México” habría regresado a la izquierda a la dispersión atomizada de sus integrantes, lo cual habría sido suicida.

En 2014, con MORENA ya registrado como partido político nacional, la Izquierda Democrática Nacional (IDN), de la cual era dirigente, pudo haber recuperado la presidencia del PRD con la candidatura de Dolores Padierna. Sin embargo, la corriente de Marcelo Ebrard postuló a Armando Ríos Piter, dividiendo la votación y posibilitando la elección de Jesús Zambrano como presidente del partido, con Dolores como secretaria general.

Las mismas acusaciones de hace veinte años

En ese contexto, en relación al proceso electoral anterior, Bejarano Martínez expresó que el 21 de abril Santiago Taboada, candidato del PRIANRD a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, hizo acusaciones en mi contra en el debate que sostuvo con Clara Brugada a su vez candidata de MORENA al mismo cargo.

“En conclusión, la satanización en política, potenciada por las dinámicas de los medios de comunicación y las redes sociales, no solo estigmatiza y deslegitima a individuos y grupos, sino que también deteriora la calidad del debate público y la salud de la democracia. Se hace imperativo promover una cultura de consumo crítico de información y fomentar un periodismo que priorice la profundidad y la precisión sobre el sensacionalismo y el escándalo. Esta reflexión invita a un replanteamiento de las prácticas actuales y busca motivar un cambio hacia un discurso más informado y menos polarizado”, subrayó.

Alejandro Moreno en la dirigencia del PRI, conveniente para planes de la izquierda

Del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno “Alito”, afirmó que es una figura de discordia entre otros líderes priistas, y su reelección podría ser fuente de mayores divisiones y rupturas dentro de dicho partido.

“La falta de cohesión interna debilita al PRI, haciéndolo menos capaz de presentar una oposición unida y efectiva. La izquierda podría beneficiarse de estas divisiones, ya que un PRI fragmentado reduce la competencia y la capacidad de formar alianzas sólidas contra los proyectos de la Cuarta Transformación”.

Alito Moreno no tiene la fuerza para generar una interlocución sólida con el gobierno de Claudia Sheinbaum ni con los gobiernos estatales. Esta incapacidad de establecer diálogos constructivos limita su influencia y efectividad política. Para la izquierda, la ausencia de una oposición fuerte y articulada facilita la implementación de sus políticas y programas, dijo rotundo.

Antes de concluir, sostuvo que se percibe que el principal interés del ex gobernador campechano sería administrar en su beneficio las prerrogativas y las determinaciones políticas en las cámaras. Esa percepción de manejo personalista y oportunista puede erosionar aún más la confianza y el apoyo dentro del PRI y entre sus aliados. La izquierda puede aprovechar este enfoque autocentrado de Alito para destacar la necesidad de un liderazgo más comprometido con el bien común y menos con intereses personales.