Por Darío Fonseca

*José Luis, quien está por ingresar al bachillerato, aplicó las habilidades que aprendió en el Club de Ciencias PAUTA de su secundaria en un proyecto para cambiar estereotipos sobre su comunidad: Tepito *El programa se ha instrumentado en 362 instituciones educativas de 12 estados del país

Global Press Mx / El Programa Adopte un Talento (PAUTA), del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, cuenta con clubes que acercan el conocimiento a niñas, niños y adolescentes de escuelas públicas, desde educación básica hasta media superior y centros de atención múltiple en el país.

Así es como José Luis Gómez Imbilimbo, del tercer grado de la Escuela Secundaria Técnica número 42 Ing. Alejo Peralta y Díaz Ceballos, ubicada en el barrio de Tepito, en la alcaldía Cuauhtémoc, desarrolló una iniciativa de divulgación para explicar el boxeo a través de la física, como parte del proyecto final del Club de Ciencias PAUTA de su plantel.

“El Club de Ciencias PAUTA se realiza dentro de la escuela una vez a la semana con estudiantes interesados en desarrollar sus habilidades científicas, de observación e investigación. Al final realizamos un proyecto”, expresa Tania Mejía Chávez, profesora del club y de la asignatura de Física en Ciencias II, de esa secundaria.

José Luis ha formado parte del club durante dos años. “Entré en segundo porque me llamó la atención relacionar la física con otros temas y resolver problemáticas de la comunidad”.

Junto con dos compañeros elaboró un proyecto de divulgación científica que titularon Tepiteños vs Newton. “Relacionamos las leyes de Newton y el boxeo, un deporte que se practica mucho aquí, en el barrio. Con esto también buscamos que la gente externa comprenda que Tepito no es tan malo como se cree”.

Tania Mejía considera importante haber comenzado el club porque “en el contexto en el que estamos es difícil que los chicos puedan ir, por ejemplo, hasta CU a tomar este tipo de talleres. Acercar la ciencia a su entorno y darle aplicabilidad es significativo para ellos”.

Como parte de su trabajo, José Luis y su equipo diseñaron un cartel que planean poner en gimnasios o espacios donde se practica el boxeo para que quienes lo entrenan comprendan más este deporte y mejoren sus técnicas en el combate.

“La primera ley de Newton dice que todo cuerpo en reposo se mantendrá así y todo cuerpo en movimiento seguirá moviéndose hasta que una fuerza externa lo haga cambiar. Nosotros lo relacionamos con tirar un golpe, pues tu oponente se encuentra estático, pero al chocar tu puño contra su cara lo pondrás en estado de movimiento”.

De esa forma detalla parte de la actividad que realizan los hermanos Santino y Milton Ortiz Hernández, dos compañeros de su escuela que desde hace cinco años boxean y practican en el Deportivo Maracaná, en Tepito, una de las cunas del pugilismo mexicano.

“Con un nocaut él podría poner en estado de reposo a su contrincante al chocar con la lona”, agrega.

En cuanto a la segunda ley, expone que la fuerza es igual a masa por aceleración, y lo que importa en el pesaje de las peleas es ponerlos con contrincantes del mismo peso “porque a mayor masa sería mayor fuerza y sería injusto poner a alguien que, por menor masa, tenga menos fuerza”.

Entender la tercera le permite saber a los boxeadores la importancia del vendaje en las muñecas, lo que evita que se lastimen, ya que “a toda acción corresponde una reacción: cuando él golpea el impacto se le regresa en la misma magnitud, pero en sentido contrario”.

Acercar la ciencia a niñas, niños y adolescentes

Como José Luis, nueve mil 526 estudiantes de escuelas públicas de preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y centros de atención múltiple han participado en las 362 escuelas que cuentan con clubes en el país, de acuerdo con Ivette de la Torre García, coordinadora pedagógica nacional de PAUTA.

“Desde hace tres años este programa nos ha brindado las herramientas para desarrollar el club en la escuela. Iniciamos en pandemia de forma virtual y cada año se integran 20 estudiantes, el cupo que se nos recomienda en cualquiera de los tres niveles”, plantea la profesora Tania Mejía.

La docente decidió comenzar con el club por el interés que tiene en que el estudiantado siga aprendiendo y vea que lo interesante de la ciencia es que hay más dudas que respuestas, y que una va guiando a otra.

Para comenzar uno, PAUTA proporciona formación gratuita de 40 horas a maestros voluntarios, la cual es extracurricular. “Las sesiones del profesorado se replican en las que llevan a cabo con estudiantes. Con evaluaciones tanto a instructores como a alumnos se busca reforzar habilidades”, comenta De la Torre García.

Hasta el momento han sido capacitados 552 docentes de Baja California, Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Puebla, Tlaxcala, Querétaro y Yucatán.

“Estamos agradecidos con las herramientas que nos han brindado porque además nos ofrecen los recursos para que los materiales que se necesitan para realizar proyectos no sean una limitante. También nos dan mentorías a cargo de especialistas que pueden irnos apoyando en las inquietudes científicas”, remarca Tania Mejía.

Ivette de la Torre resalta que con una metodología de indagación científica, que es el modelo pedagógico PAUTA, se busca desarrollar habilidades tanto científicas que incluyen observar, preguntar, explicar, predecir, planear e interpretar, así como pensamiento crítico: evaluar, inferir, analizar y argumentar.

“Además se trabaja con destrezas complementarias como la creatividad, las habilidades sociales, el emprendimiento social y la comunicación”, agrega.

Aplicar la ciencia en la vida cotidiana

El pasado sábado 30 de junio, José Luis y su equipo participaron en la 8ª Feria Estatal de Ciencias PAUTA CDMX y su proyecto fue seleccionado para pasar a la 9ª Feria Nacional del Programa Adopte un Talento, a realizarse el próximo 26 de agosto.

Este año fue el último de educación básica para él, por lo que, al concluir, PAUTA le dará la oportunidad de acercarse y proseguir su formación durante el bachillerato en las sedes del programa.

“Me gustaría continuar con estos talleres porque siento que puedes solucionar algo, pero divirtiéndote”, cuenta José Luis, quien está en espera de los resultados para saber si ingresará al CCH Vallejo para después entrar a una carrera relacionada con mecatrónica.

Tania Mejía asegura que este tipo de clubes tienen un impacto académico y en la vida de las y los estudiantes. “El proceso de indagación no es exclusivo de la ciencia. El observar, inferir y cuestionar les sirve en su formación. En la vida es aplicable en todo sentido, pues pueden ver de qué forma apoyar a su comunidad, a su casa, desde ellos mismos con las herramientas que se les van brindando”.

Además, agradece a la UNAM y a PAUTA por la oportunidad de abrir un club en su plantel y reconoce que sin un espacio como ese, el alumnado no tendría otro lugar donde expresar sus ideas, construir un proyecto científico y perfilarse a carreras del área científica.

José Luis considera que la importancia del club está en que la juventud comprenda que “no sólo son números o física, no tiene que ser aburrido, lo pueden aplicar de una forma más divertida y de manera cotidiana”.

Este estudiante de secundaria a punto de pasar al bachillerato invita a más menores a sumarse a los clubes de ciencia. “Se van a divertir y podrían solucionar un problema de su comunidad mediante las leyes de física, las matemáticas, etcétera”, concluye.