Por José Luna

Global Press Mx / La senadora Gricelda Valencia de la Mora presentó una iniciativa para evitar los riesgos y daños que, tanto a las personas como a los animales de compañía, causa el uso y manipulación de fuegos artificiales.

Para ello propuso reformar la Ley General de Protección Civil, a fin de que se apliquen las medidas y acciones que sean necesarias para reducir, restringir o evitar el uso, manejo y detonación de artificios o artefactos pirotécnicos con propiedades detonantes sonoras o, en su caso, sólo se permita el uso de pirotécnica lumínica, de luz o destello.

Valencia de la Mora planteó que las políticas públicas en esta materia incluyan la concientización sobre el uso y manejo responsable de los artificios pirotécnicos y su impacto, riesgos y afectación, tanto a la salud e integridad de las personas, como a la de los animales de compañía y otros seres vivos.

En el documento, que fue turnado a las Comisiones Unidas de Seguridad Pública y Estudios Legislativos, la legisladora de Morena señaló que la fobia más frecuente en perros es, muy probablemente, la fobia a ruidos fuertes, truenos o sonidos producidos por la explosión de dichos productos.

Dijo que este tipo de artículos puede provocar a los animales daños y trastornos severos, ya que no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y “puede que sufran una forma más profunda e intensa de terror, similar al estrés post traumático en seres humanos”.

Además, la enorme agudeza auditiva de los perros es una de las causas que provocan que, para ellos, el estruendo de la pirotecnia sea una experiencia más intensa que para los seres humanos.

Conforme al Informe técnico veterinario sobre los efectos de la pirotecnia en animales, de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal, las consecuencias físicas y emocionales que se generan en los perros, durante una situación negativa asociada a ruidos fuertes, puede manifestarse desde una leve intranquilidad hasta un estado de ansiedad intensa.

Los signos que con más frecuencia se pueden observar en un perro son el congelamiento o paralización; las conductas de evitación activa, como los intentos incontrolados de escape y de esconderse; temblores y taquipnea, es decir, jadeos continuos.

Además de estos síntomas, el animal también puede presentar salivación, taquicardia, vocalizaciones intensas, micción o defecación, así como piloerección, postura “encogida” con los miembros flexionados, orejas hacia atrás y rabo entre las patas.

Gricelda Valencia de la Mora advirtió que, otros comportamientos frecuentemente asociados a esta respuesta son; destrucción, actividad aumentada, estado de alerta y trastornos gastrointestinales.

Destacó que, durante los fuegos artificiales, el perro puede experimentar una oleada de epinefrina, adrenalina, y un aumento de las hormonas del estrés, y que esto último fue corroborado por un estudio realizado en 2016, que mostró que, como respuesta al estímulo sonoro, se produce en los perros un aumento significativo de cortisol y un marcado desequilibrio nervioso con predominio del sistema simpático.

En los gatos, agregó en la iniciativa, los signos pasan más desapercibidos; en general tratan de ocultarse o escapar; otras veces pueden correr detrás de los explosivos, lo que los expone a ingerirlos, a perder la vista o a lesionarse.