Por J de Jesús Marín / Colaboración Especial
*“La justicia es como las serpientes: solo muerde a los descalzos”: Eduardo Galeano (periodista y escritor uruguayo -3 de septiembre de 1940-13 de abril de 2015)*Paco Ignacio Taibo II convirtió el Fondo de Cultura Económica (FCE) en refugio de ineptitud y saqueo
Global Press Mx / En política, la impunidad es el privilegio de quienes tienen amigos en el poder. Proponer la pena de muerte contra ciudadanos por sus opiniones políticas no solo es una postura extrema y antidemocrática, sino que roza el fascismo y la intolerancia.
Si alguien merece ser juzgado con severidad, no son aquellos que disienten, sino quienes, desde posiciones de poder, han saqueado y traicionado a la nación. Estos se sienten protegidos en sociedades dominadas por el autoritarismo, las dictaduras.
Mientras existe en muchos la idea de que el gobierno abandona a los mexicanos a su suerte, los intereses extranjeros ocupan el vacío que la corrupción ha dejado. Si de justicia hablamos, ¿por qué no castigar a quienes han convertido instituciones como el Fondo de Cultura Económica (FCE) en refugios de ineptitud y saqueo?
Es cierto que existen libros interesantes escritos por el desarraigado, pero también es evidente que algunos de sus promotores dejan mucho que desear. Es preocupante que quien impulsa estas posturas haya nacido en Gijón, España, pues su falta de compromiso con México parece impedirle sentir empatía por los miles de ciudadanos que han muerto o desaparecido en los últimos años. En lugar de construir, apuesta por más muerte y destrucción. El país se cae a pedazos, y aun así piden unidad nacional mientras desprecian a los mexicanos. Si la presidente quiere dar muestras reales de nacionalista, estadista, debería separar de su cargo a ese apátrida.
Sólo los gobiernos de oclócratas simulan gobernar y engrandecen acciones pírricas. Las consecuencias ya se sienten: los aranceles al aluminio y al acero han aumentado un 25 %, y aún no llegamos al fin de mes. En esta simulación, el gobierno dice una cosa y la realidad siempre lo desmiente. Al final de estos regímenes, el karma llega, y siempre terminan pagando sus fechorías.
México somos nosotros, los ciudadanos, no sus políticos.
