Por Ramón Zurita Zahagún /Colaboración Especial

DE FRENTE Y DE PERFIL

Global Press Mx /Durante largas décadas en México, la clase política no tenía segundas oportunidades, especialmente en el partido gobernante. Los candidatos a cargo de elección popular, especialmente a gobernadores y senadores, perdían y simplemente eran relegados.

Se cobraba caro una derrota en las urnas, así como el que desdeñaran una oportunidad para gobernar sus entidades de origen.

De esta manera se quedaron en el camino una serie de personajes que, por tener un cargo más alto dentro de la burocracia política, rechazaban la posibilidad de gobernar sus respectivas entidades.

La mayoría de ellos se recuperaron de la derrota y ganaron en la siguiente elección el gobierno estatal. El panista Francisco Barrio fue el primero y luego sucedieron otros más como Fernando Canales y Vicente Fox Quesada por el lado de los panistas y Natividad González Parás, Mariano González Zarur y otros más.

Resarcirse de una derrota era muy difícil, pero muchos apechugaron y aprendieron de ello y tres de los últimos presidentes de México pasaron por la amargura de una derrota, antes de ganar la elección presidencial.

Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador fueron vencidos en las urnas antes de asumir el Poder Ejecutivo.

Fox Quesada pasó por una derrota en su primer intento de gobernar Guanajuato y aunque denunció un fraude, la victoria le fue otorgada a Ramón Aguirre Velázquez, quien, ante los reclamos del hombre de las botas, decidió no asumir el gobierno.

Cinco años después compitió nuevamente y ganó el gobierno estatal y lo dejó para presentarse como candidato presidencial del PAN y ganar los comicios en la primera alternancia presidencial en México.

Felipe Calderón Hinojosa creció desmesuradamente después de perder el gobierno de Michoacán. En breve tiempo asumió la dirigencia nacional del PAN y se integró a la burocracia política y finalizó como Presidente de la República, en un rápido viraje de una derrota en que quedó en tercer lugar.

Andrés Manuel López Obrador pasó por lo mismo, dos derrotas en su intento de gobernar Tabasco y dos en las urnas en la disputa de la Presidencia de la República lo hicieron cambiar su estrategia y ganar, por fin, la primera magistratura del país.

Curioso, pero Calderón Hinojosa y López Obrador nunca pudieron gobernar en sus entidades natales, pero si lo hicieron en el país.

En la actualidad, dos mujeres compiten por la representatividad del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes. Las dos saben el dolor de la derrota. Xóchitl perdió por más de cinco puntos la oportunidad de gobernar Hidalgo, aunque luego ganó la jefatura de la delegación Miguel Hidalgo en su único triunfo en las urnas. Beatriz sucumbió en dos ocasiones en su intentona por gobernar el Distrito Federal (ya desaparecido). Antes de eso, había triunfado en la búsqueda del gobierno de Tlaxcala y en, cuando menos, tres diputaciones federales.

Ahora una de las dos se quedará corta en su pretensión por ser la coordinadora del Frente Amplio por México y aunque es una elección validada solamente para los simpatizantes de dicho Frente, dolerá más que los otros fracasos.

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